El juego recreativo y las habilidades sociales
El juego ha estado presente en todas las
épocas y en todas las culturas generando aprendizajes y constituyéndose como un
medio de interacción con un gran valor socializador. La recreación es un
conjunto de acciones que contribuyen al desarrollo individual y social. El
juego es participación activa e intervención comprometida con uno mismo y con
los demás.
Desde los ámbitos de la pedagogía y la
psicología se constata que el juego aporta alegría, diversión, exploración de
capacidades y establecimiento de relaciones.
Los juegos son actividades lúdicas y
socializadoras que implican una serie de normas y reglas que hay que seguir
para desarrollar adecuadamente su dinámica y alcanzar la diversión y el
entretenimiento. El cumplimiento de normas en el juego implica valores como el
respeto, la ayuda, la solidaridad y el compañerismo que repercuten en el
desarrollo armonioso del juego produciendo en los participantes estados
emocionales adecuados para el aprendizaje y desarrollo de habilidades sociales
que favorecen en entendimiento y permiten resolver conflictos de manera
pacífica mediante el consenso y la aceptación de normas por parte de todos los
participantes.
El juego desempeña una función positiva
en el desarrollo del lenguaje tanto verbal como no verbal, promueve la
creatividad y la imaginación, sirve para explorar el mundo que nos rodea,
produce valores y actitudes, refuerza la convivencia e induce a nuevas
experiencias.
El juego y las Habilidades Sociales están
estrechamente vinculados. El juego implica la interacción entre personas,
fomenta la relación, cooperación y comunicación grupal y promueve la
socialización y la adaptación socio-emocional. En el contexto escolar el juego se
concibe como una herramienta educativa y socializadora caracterizada por su
función de simulación. En el juego los participantes, a través de la
imaginación recrean ambientes y situaciones ficticias donde se ponen en juego
problemáticas y emociones que permiten liberar y canalizar tensiones acumuladas
en la vida real, convirtiendo al juego en una actividad adaptativa que busca el
equilibrio entre el mundo interior de la persona y el mundo exterior con el que
interacciona. El juego proporciona la posibilidad de
construir aprendizajes significativos en el manejo de instrucciones y reglas.
En relación a las Habilidades Sociales
adquiridas mediante el juego, algunos autores señalan que el juego se adapta a
las circunstancias cambiantes de cada situación concreta de manera que el
aprendizaje se basa en la práctica pero no en la repetición de manera que el
participante debe supervisar continuamente lo que está haciendo y adaptarse a
los cambios cuando sea necesario.
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