Colores curativos


En la época del antiguo Egipto, los curanderos escogían los ingredientes curativos para sus pacientes en función del color de su problema. Por ejemplo, el rojo para la sangre, el violeta para los hematomas y el amarillo para la ictericia. Es por este motivo que llevar puestas joyas o ropas con determinados colores se asociaban a la prevención de la dolencia: para contrarrestar una mala circulación se aconsejaba vestir prendas de color rojo.
En el s XX los científicos empezaron a experimentar con las ondas luminosas y comprobaron que las radiaciones rojas y naranjas eran más calientes, a diferencia de las azules y violetas que eran más frías, mientras que las radiaciones verdes mantenían unos valores entre ambos extremos.
En la actualidad, las frecuencias de luz que se emiten de forma directa, como la de los rayos láser, se utilizan en cirugía y para curar lesiones de tejidos.


La energía universal penetra en el cuerpo a través de la respiración. En efecto cuando la persona inspira no solo toma aire, sino también energía vital, y así puede mantener los niveles de energía del organismo dentro de un equilibrio apropiado. Sin embargo, si la armonía energética se quiebra, es necesaria una ayuda para su restablecimiento. En este sentido, los colores y los cristales sirven para reequilibrar y reponer la energía de los chakras. 

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