Arte comunitario
El arte comunitario sería el origen
del “arte público de nuevo género” y en general de lo que podemos denominar
arte público crítico y prácticas artísticas colaborativas.
No es fácil definir el término arte
comunitario. Dependiendo del momento histórico y del lugar podemos encontrar
matices diferentes en su significado que ha evolucionado al tiempo que lo ha
hecho la sociedad y el arte desde finales de los sesenta hasta la actualidad.
Arte comunitario puede ser el nombre
que recibe un programa municipal de apoyo a la enseñanza de las artes como
medio de desarrollo cultural, puede hacer referencia a un proyecto de arte
público que implique la colaboración
y la participación, o puede equipararse en algunos casos a la animación sociocultural. Puede
implicar las artes plásticas pero también el teatro, la danza, la artesanía, o
las fiestas tradicionales. Algunos autores apuestan, ante esta diversificación,
por términos como Community Cultural Development, “desarrollo cultural comunitario”,
o Art Based Community Development “desarrollo comunitario basado en el
arte”.
En palabras de Sally Morgan, pionera
del arte comunitario en Gran Bretaña: “si el arte comunitario es algo, es la
manifestación de una ideología”. Una ideología que podríamos
describir como una confianza en la relevancia social del arte y en la posibilidad
de alcanzar una auténtica democracia cultural, es decir, trabajar por una
cultura más accesible, participativa, descentralizada y que refleje la
necesidades y particularidades de las diferentes comunidades. Lo que
tiene en común todos estos enfoques es la convicción de que la creatividad posee una fuerza real de
transformación social.
El término arte
comunitario se asocia también a un tipo de prácticas que buscan una
implicación con el contexto social, que persiguen,
por encima de unos logros estéticos, un beneficio o mejora social y
sobre todo, que favorecen la
colaboración y la participación de las comunidades implicadas en la
realización de la obra. Estas prácticas implican una revisión de los conceptos
modernistas de artista y de obra de arte. El artista delega parte de sus
funciones tradicionales en el grupo, y el concepto de obra artística se transforma
por su carácter procesual y de intervención social. Debido al carácter
colaborativo, contextual y social de estas prácticas podemos encontrar también
otras expresiones que establecen conexiones con el arte comunitario como son arte
contextual (Ardenne, 2006), arte dialógico (Kester, 2004) o arte
relacional (Borriaud, 2007) y por supuesto, arte público de nuevo
género (Lacy, 1995).
Uno
de los ejemplos más significativos como origen del arte Comunitario son los
murales callejeros. Estos trabajos se llevaron a cabo normalmente en los guetos
de comunidades latinas o afroamericanas de las grandes ciudades de todos los
países, barrios que sufrían, en su mayoría, serios problemas de pobreza,
desadaptación y racismo. Estas prácticas solían responder a unas pautas
similares: normalmente un artista del vecindario, conocedor de los problemas
del entorno y con un fuerte compromiso social se embarca en la realización de
una pintura que refleja los problemas, historias o deseos de su comunidad y
cuya realización implica una participación de las personas del barrio.
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